2008-06-29

LA CORTE CONSTITUCIONAL: ESPERANZA EN EL CAOS

LA CORTE CONSTITUCIONAL: ESPERANZA EN EL CAOS

GOTAS DE O2.
POR: MANUEL FERNANDO MUÑOZ B.
manferoz@gmail.com; www.manferoz.blogspot.com
Junio 29 de 2008.


Ha sido conocida por los colombianos y por el mundo entero, la sentencia que la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia dictó en contra de la ex congresista Yidis Medina, en la cual ella fue condenada por recibir dádivas del gobierno del presidente Álvaro Uribe Vélez, para que con su voto afirmativo en la Cámara de Representantes, se pudiera habilitar para reelegirse como mandatario de los colombianos; “canonjías impuras” ofrecidas, entre otros, por el propio presidente Uribe, entregadas a la congresista por los ministros del Interior y de Justicia y de Protección Social, Sabas Pretel (hoy embajador en Italia) y Diego Palacio respectivamente, además que de ello participaron otros altos funcionarios del Estado. Este pronunciamiento del alto Tribunal Penal de la Corte, ha llevado al país a soportar una inmensa crisis institucional, desatada por las terroristas declaraciones del presidente de los colombianos. Ahora, se espera que la máxima instancia constitucional actúe frente a estos desvergonzados hechos acaecidos y tome las decisiones a que haya lugar, permitiéndole a la maltrecha institucionalidad del estado de derecho - que aún existe en Colombia - retomar su lugar de respeto en su larga historia de estabilidad democrática, tradición que ha pasado por situaciones muy difíciles (proceso 8000), pero ninguna con la hondura a la cual nos ha sumido la arrogante calidad de la persona de nuestro presidente (parapolítica, yidisgate, nogueracorrupción, etc.). Pareciera que desde el gobierno nacional se promoviera una democracia del delito, de la que participan ciertos miembros del ejecutivo nacional.

Viene ahora un proceso en el que se debe y tiene que decidir, por parte de los magistrados de esa máxima instancia, si la H. Corte Constitucional “se da la pela” y realiza la revisión a la sentencia que aprobó el acto legislativo que permitió la reelección de Uribe Vélez para un segundo período presidencial, el cual hoy se enfrenta a “el fracaso del triunfo”. La Corte Constitucional es la protectora de los pilares fundamentales sobre los cuales se proclamó nuestra Carta Magna, consenso entre las fuerzas políticas y sociales de la Colombia de 1991, y que buscó con ese articulado alcanzar la paz, que sigue tan esquiva. Ha sobrevivido, a pesar de ser tan tierna la Constitución, a más de 330 intentos de enmienda y 26 reformas, pero desde que los Colombianos eligieron a Uribe Vélez presidente, ha sufrido modificaciones de índole polarizada, es decir, en la Carta se han introducido cambios que benefician intereses particulares cercanos al presidente Uribe y “para atender problemas coyunturales, del día a día” (JAIME CASTRO). No puede sucumbir la Corte Constitucional al deliro de grandeza por la cual atraviesa el presidente, apoyado por un supuesto 81% de los colombianos. La Patria y los magistrados están muy por encima de los megalómanos que se han convertido en los violadores de nuestra Constitución.

Los colombianos esperan que la Corte Constitucional revise la aprobación del articulado que permitió la reelección presidencial (que recientemente ha sido solicitada por 10 ONG´s), sin permitir la injerencia del ejecutivo y, por el contrario, rebosada de motivos actué en la defensa del estado social y de derecho, para la cual fue creada en 1991. Es la Corte la única esperanza para los ciudadanos - por ser quien protege sus derechos fundamentales - y, como tantas veces lo ha demostrado, se espera que mantenga esa independencia y responsabilidad jurídica, aunque en algunas ocasiones haya soportado cuestionamientos por presuntas actuaciones políticas, en ciertos fallos.

2008-06-20

DEMOCRACIA DEL DELITO

¡DEMOCRACIA DEL DELITO!

GOTAS DE O2.
Por: MANUEL FERNANDO MUÑOZ B.
www.manferoz.blogspot.com; manferoz@gmail.com
Junio 20 de 2.008

La Corte Suprema de Justicia condenará a Yidis Medina por cohecho, por recibir beneficios para que con su voto se aprobara la reforma a la Constitución que permitió la reelección del presidente Álvaro Uribe Vélez. Y como este delito no se comete con un solo actor, es decir, debe y tienen que existir las personas que dan y quienes reciben, seguramente la Procuraduría y la Fiscalía tendrán que condenar a los funcionarios públicos que están investigando por entregar las dádivas que la Corte ha encontrado ciertamente concedidas a Yidis Medina por el gobierno nacional, para que el presidente se hubiera reelegido. Ahora, ¿Cuánto tiempo gastará la Fiscalía en emitir su decisión en este delito con respecto al ministro de Protección, Diego Palacios, al ex ministro y hoy embajador en Italia, Sabas Pretel, al secretario general de la presidencia de la República y otros funcionarios de menor rango comprometidos en este doloso hecho penal y disciplinario? Al menos, parece, que la Procuraduría suspenderá a los implicados de sus funciones de Ministro, Embajador y Secretario. Ahora, ¿Cuál será la posición que asumirán el fiscal y su vice fiscal en este asunto, si fueron sus subalternos en el Ministerio del Interior y de Justicia, cuando se produjo el delito por el cual se está condenando a la ex parlamentaria Medina? Además, los colombianos se tienen que preguntar, ¿al Presidente, beneficiario de semejante delito, será capaz de juzgarlo y condenarlo la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes, su inmediato juez? Toca esperar qué va a pasar.

También nace esta otra pregunta: ¿La Corte Constitucional - quien declaró exequible el articulado que permitió la reelección presidencial -, ahora que se comprobó por parte de la Corte Suprema de Justicia la existencia de la comisión de un delito en esa reforma constitucional, qué va a hacer ante semejante nuevo hecho? Según los analistas políticos, la reelección del presidente de la República, doctor Álvaro Uribe Vélez está comprometida y viciada de un delito doloso, cometido con su complacencia e incluso con su actuación personal, como él mismo lo afirmara en varias entrevistas, manifestando que “este gobierno no compra conciencias, sino que persuade”. Persuadir, según el diccionario de la Real Academia Española, viene del latín persuadére, que traduce inducir, mover, obligar a alguien con razones a hacer o creer en algo. En Colombia está plenamente reconocido, que los parlamentarios, diputados y concejales de la coalisón del gobernante de turno, reciben contraprestaciones por el voto que les permita a los ejecutivos en sus jurisdicciones, alcanzar la aprobación de los proyectos que presenten a las corporaciones públicas para su “discusión” y aprobación o negación. Reconocido “negocio” que ha hecho carrera en nuestro país. Al menos Uribe reconoce que obligó a Yidis, mediante la persuasión. O sino, ¿cómo explicarnos la obediencia de los congresistas cuando Uribe les dio la orden de no votar la reforma política que imponía sanciones a los partidos y movimientos políticos que avalan a quienes terminan involucrados en procesos judiciales, como la parapolítica? Obvio, esa reforma no fue aprobada. No les convenía, sacrificaba a los parientes y amigos-cómplices senadores y representantes de Uribe, presos por semejante traición y deslealtad con la Patria. Igualmente, el gobierno de Uribe no le dio el visto bueno y ordenó “hundir” la Ley que permite la reparación a las víctimas de la violencia que hace tránsito por el Congreso, ¿A favor de quiénes juega el presidente Uribe?

Definitivamente el Presidente Álvaro Uribe y sus parlamentarios obedientes y sumisos no quieren la República, odian nuestra Constitución y prefieren una democracia del delito, en la que solo unos pocos de sus amigos son los beneficiados y las mayorías son las sufridas. Será a través de una “Comisión de Notables”, cercanos a Uribe, quienes reformaran la Constitución, cuando esa reforma debe hacerse a través del Congreso o mediante una Asamblea Nacional Constituyente (Los partidos políticos no deben reunirse con esa comisión, en ningún momento). Esta es otra patada más en el trasero que Uribe y sus seguidores le dan al pueblo colombiano, burlándose con su total complacencia, pues los colombianos terminamos convertidos en ciudadanos alcahuetas y cómplices (un 71% de los colombianos quiere que Uribe continúe gobernando), sin importar que nos deshonran, traicionan y matan al fin (ejemplo entre tantos, los niños que en el Chocó están muriendo de hambre).

“Hay flores que solo abren en la noche; aves que solo vuelan en las tinieblas; plantas que solo crecen en el fango; así hay almas que solo viven en el desorden, creciendo en medio de él con espantosa majestad”. José María Vargas Vila –“ Los divinos y los humanos”.

2008-06-07

EL CÁRDENAS, LA CEIBA Y LOS 60´S

EL CÁRDENAS, LA CEIBA Y LOS 60´S

POR: CARLOS ALBERTO FRANCO S.
Exalumno promoción 1960

La memoria flaquea con el paso de los años y en mi caso, 48 años después de graduarme como bachiller del Colegio de Cárdenas de Palmira, debo aceptar que la intensidad de los acontecimientos que viví como adolescente y estudiante, mantienen intactos los recuerdos que evocaré para la revista La Ceiba.

El Cárdenas fue toda una institución: era sin duda el mejor colegio de bachillerato y muy a pesar de la confrontación civilizada que tuvimos con el colegio Champagnat, regentado entonces por los hermanos Maristas. Nadie dudaba de que los bachilleres cardenalicios pasaban sin obstáculos las pruebas de ingreso a las universidades. No existían ICFES, ECAES y tantas pruebas que midieran con sofistificación la aptitud y los conocimientos de los alumnos. “Las galladas” de muchachos y jóvenes rebeldes se distinguían por el enfrentamiento pugnaz contra cualquier autoridad, laica o religiosa De la confrontación con profesores, rector, alcalde o secretario de educación departamental, se gestó aquella famosa huelga estudiantil que libramos entre 1.959 – 1.960, de la cual terminó pagando con su cabeza el entonces rector-presbítero Sendoya, religioso de profunda formación literaria, profesor de hondos quilates y – ante todo – un poeta que le cantó al amor y a la vida. ¿Qué nos disgustaba de Sendoya? Su talante autoritario y riguroso con las normas de la “buena educación”, del cumplimiento del Reglamento Disciplinario “a perrero limpio”, que en una época de libertinaje y despertar sexual y cultural que se iniciaba en 1.960, fue la gasolina que “prendió el mecho”. Que nuestros pares del colegio Champagnat fueran dirigidos por Hermanos de sotana negra, vaya y venga… pero que en El Cárdenas su rector fuese un cura autoritario, nadie lo iba a permitir. Éramos civilistas de pies a cabeza, contestatarios, librepensadores, orgullosos de ese libertinaje que en muchas ocasiones terminaba en la fumada de un ”cacho” de marihuana o una “enrumbada” con nuestras vecinas y estudiantes del Liceo Femenino, quinceañeras de preciosos muslos, trabajados en interminables juegos de baloncesto. Retomando la historia, sucedió lo previsible: ganamos al final la huelga, pero debimos negociar el reingreso a clases y luego aceptar que Monsieur Andrade terminara de rector encargado, y Sendoya por fuera del plantel. ¿Qué más recuerdo de mi colegio? La Banda de Guerra estaba a la altura de la magnifica agrupación gemela del colegio marista y la batalla anual se libraba en las procesiones de Semana Santa, evento de tanta importancia como lo tenía la ciudad de Popayán. Por otro lado, el equipo de fútbol de bachillerato no tenía contendor de peso: siempre “zurrábamos” al rival que fuera, bien distinto al desempeño en el baloncesto, en el cual el colegio Champagnat era indestronable. Las barras de estratos altos eran de los maristas: colegio Bethlemitas y colegio Santa Rita; la “perrata” y los estratos bajos, eran de las escuelas públicas Domingo Irurita, La Galán y el Liceo Femenino, apoyando furiosamente a los cardenalicios: simple confrontación de lucha de clases en el buen sentido marxista, en la que al final todos salíamos abrazados, ganare quien ganare.

Y por último, los nombres y apellidos de profesores, casi todos hoy al lado de San Pedro, o en lo más profundo del averno, si llegaron a “rajarnos” sistemáticamente en materias tan áridas como física, química, trigonometría y cálculo: Roa, Belalcázar, Ochoa, miss Mora, monsieur Andrade, Franco, Jiménez, Ramírez, Rodas, Pereira, Mantilla, Jordán, Doña Yolanda, y tantos otros que escapan a mi memoria. Compañeros de batalla como alumnos, recuerdo a: Rivera, Espinosa, Tenorio, “tiliga”, Mayor, Cárdenas, García “caretarro”, Bravo, García Cucalón, Ávila, Benavidez, Correa, Padilla, Martínez, Barrero, Díaz, Penilla, Lenis, Rocha, “petunia”, Parra, Londoño. Me faltan 15, nos graduamos 37.


Por allá en junio de 2.001, escribí CITA BAJO LA CEIBA, publicada por el semanario Palmira hoy. Algún párrafo expresaba: “La bella fachada neoclásica del colegio, con sus capiteles y cornisas adornados con sobria decoración de molduras renacentistas, fue un reto asumido por la rectora Gema Prado y hoy da sus frutos: todos los palmiranos nos sentimos orgullosos de tan bella edificación, que con el paso de una centuria y como los añejos vinos, sabe a tierra de promisión y merece ser monumento nacional. La próxima cita es bajo la ceiba del colegio, esa ceiba milenaria que Alejo Carpentier en LA CONSAGRACIÓN DE LA PRIMAVERA, la llama madre de todos los árboles, eje cósmico del universo, esencia primordial de todas las religiones. Debajo de su follaje tenemos la impresión de formar parte de algo, que buscamos hace muchos años. Hemos necesitado de un largo periplo, de una suerte de viaje iniciático, colmado de pruebas y riesgos, para hallar la verdad de lo universal, lo propio, lo mío, lo de todos, al pie de esa ceiba majestuosa, que antes de nuestro nacimiento estaba ahí y estará siempre entre los cuatro caminos que cruzan la ciudad”.

Todos los recuerdos los cobija con su sombra majestuosa, esa ceiba que hoy es orgullo de los cardenalicios de todos los tiempos, esa ceiba que convoca al chisme y al comentario ligero entre recreos, esa ceiba que deshojada nos impulsaba a prender fogatas, esa ceiba a la cual arribaban pájaros cantores para alegrar la primera hora de la mañana, haciendo más llevadera alguna cátedra insoportable de un profesor inentendible, esa ceiba que es testigo de 140 años de historia de un plantel, que tantos dirigentes y hombres de bien ha producido a la segunda ciudad del Valle del Cauca.

Palmira, julio de 2.008. francodemalatesta@yahoo.com

LA IMAGEN Y LA IDENTIDAD NEGATIVA DE PALMIRA


Por: Eduardo Posada H
mail@eljuglardecolombia.com


Hace muchos años esta ciudad era la capital agrícola de Colombia y la sede de varias de las tertulias culturales más dinámicas e importantes de la región. Con el declive económico de la ciudad, producto -entre otras razones- del monocultivo intensivo de la caña, el desplazamiento de los ciudadanos japoneses de Palmira a Cali y las malas medidas administrativas que obligaron a importantes industrias a abandonar la ciudad, Palmira degeneró hasta convertirse en un pueblo tomado por el desempleo, la inseguridad, la marginalidad, la falta de civismo, la corrupción pública y la apatía generalizada. Esta falta de autoestima, de identidad palmirana, de amor por lo nuestro, se da porque los valores predominantes de la ciudad son en realidad antivalores, y la identificación con la ciudad sólo se puede hacer negativamente.

El asunto de la imagen-identidad colombiana siempre ha sido un dolor de cabeza para los investigadores en la materia. Nuestro país está dividido en muchas zonas culturales, cada una con sus propias costumbres, y para hablar de una identidad común a todos los colombianos muchas veces hay que recurrir a generalidades o hacer el truco facilista de los medios de comunicación y decir que Shakira, Juanes y García Márquez son Colombia. Este problema, bastante grande por si mismo, se complica cuando analizamos la historia del país y recordamos que lo único que se ha mantenido constante en Colombia ha sido la violencia, principal factor de reconocimiento –junto con la cocaína y el café - de nuestra patria en el exterior. ¿Entonces la imagen-identidad de Colombia es la violencia y el narcotráfico? Los hechos dirían que si, pero una de las características de los colombianos es la evasión de su realidad, por lo que preferimos aceptar la píldora edulcorante de los medios de comunicación y construir nuestra imagen-identidad nacional basados en la Selección Colombia de Fútbol y en los talentosos artistas que destacan el rostro hermoso de Colombia en el mundo.

Medellín y Bogotá entienden a la perfección esta necesidad de resaltar lo mejor de si mismas y se venden como capitales culturales llenas de vida, dinamismo, modernidad y belleza. Nadie puede negar que en estas metrópolis existen graves problemas sociales, más la percepción general de las personas frente a su ciudad es positiva y les permite apersonarse de bienes públicos como el Metro de Medellín o el Transmilenio. Palmira es el caso contrario. Los valores positivos que nos daban una imagen-identidad positiva se fueron perdiendo y la percepción mayoritaria de Palmira es que es un pueblo atrasado, una olla de ratas, sicarios y ladrones de cuello blanco, un inmenso lavadero del dinero producto del narcotráfico, donde la ley no existe y los motoratones chantajean al alcalde con paralizar la ciudad si los obligan a organizarse en cooperativas.

Los cambios estructurales que Palmira necesita para salir de esta "olla" son muchos: formar tejido social, traer industrias que generen empleo, dar educación de calidad a niños, jóvenes y adultos, recuperar la confianza en la ley, concebir planes de vivienda y salud masivos, etc. Cuando estos avances en calidad de vida sean de dominio público y empiecen a modificar la percepción de Palmira que tenemos los palmiranos, podremos debatir seriamente sobre la imagen-identidad que deseamos proyectar al mundo. Mientras tanto, no podemos querer ser más de lo que somos.


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2008-06-02

DE PONZOÑAS Y OTRAS YERBAS.

DE PONZOÑAS Y OTRAS YERBAS.


El periodismo investigativo es esencial en la defensa de una democracia, que en ocasiones se ve asediada por nocivas prácticas politiqueras y abuso de poder. Hay otro periodismo, llamado coloquialmente humorístico y sarcástico, que como el veneno es útil en pequeñas dosis, si la expresión popular “un clavo saca otro clavo” tiene alguna validez. En Palmira se da muy poco del primero, y del segundo, El Aguijón Cotudo trabaja sin competencia.

Recientemente leí la edición No. 1, del año 5 y correspondiente al mes de febrero del año 2008, y concluí que “la razón de una mujer es el arsenal de sus pasiones” como lo escribiera Gómez Dávila. El Aguijón Cotudo es una pequeña revista que se dice de humor, pero que no es más que un panfleto burdamente escrito, sin sintáxis, con errores de ortografía y puntuación y fatigante: en 22 páginas no destila más que ponzoña, esa sustancia con cualidades nocivas para la salud espiritual y perjudicial para las buenas costumbres, como lo define el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española. Años atrás participé ejerciendo periodismo investigativo – como vehículo de comunicación de la veeduría ciudadana – y ocasionalmente me nutrí de algunos aciertos de la directora y propietaria de El Aguijón, Idalia Calderón, hecho que fortaleció en su momento la lucha contra la corrupción. Pero todo cambia cuando decido apoyar el proyecto político del alcalde Arboleda, y me vinculo como asesor externo en ese proceso renovador, a partir del mes de enero del presente año. Para El Aguijón dejo de ser un eficiente veedor, para recibir dizque “un jugoso contratito”. Me tilda la señora Calderón (nadie le conoce su título universitario) de misógino y que escribo panfletos contra las mujeres palmiranas, además de asimilarme a un coyón, que viene de coyote. Finalmente expresa: “¿quiénes serán los que lo envidian?”. Los palmiranos conocen ampliamente mi hoja de vida, y saben de sobra que no soy un arribista o un viudo del poder, deseoso de figurar en cualquier gobierno, con el sentido oportunista que me quiere endilgar la señora Calderón. Allá ella con sus juicios de valor, torcidos y sesgados. Le recordaría alguna máxima que aprendí de mi abuelo: “el estiércol es útil. Lo importante es no usarlo de alimento”. El buen humor, el gracejo, la irreverencia, la caricatura y el doble sentido, son válidos cuando desnudan la mentira y la falacia y, en el fondo, son constructivos si su mensaje subliminal así se lo propone. Los colombianos – y los palmiranos en especial –, estamos acorralados por falsos profetas y savonarolas incendiarios, que en todo acto de gobierno solo ven el robo al erario.

Como entre cielo y tierra nada hay oculto, acompaño a esta columna de opinión en internet, la copia de la colilla del cheque No. EF529880, correspondiente a la cuenta corriente No. 066-145825-01, del Bancolombia de Palmira y que por valor de $500.000 pesos le fue girado por la excontralora Luz Ángela Mera Cobo a la señora Idalia Calderón el día 20 de mayo de 2004. Hace 4 años, la señora Calderón, amable e inteligentemente “constriñó” a esta funcionaria y se embolsillo medio millón de pesos, que le permitieron bajarle la temperatura a los ataques a esa servidora y financiar así su famoso Aguijón Cotudo. Como es obvio en estos casos, se perdió la plata y la amistad también. La avalancha de improperios y epítetos que recibe la doctora Mera Cobo entre los años 2006 y 2007, no tienen cuento. Como ya partió al cumplir su período de funcionaria fiscal, pretende que todo ha quedado en el olvido. No me referiré a las razones que tiene El Aguijón en su número 1 del presente año, para no aludir a ningún escándalo en la contratación de los últimos 4 años, de un gobierno que salió muy mal librado. Extraño también que “El Aguijón Cotudo” que estaba listo para su publicación en imprenta en octubre de 2007, “misteriosamente” es recogido por un político muy influyente, que termina perdiendo las elecciones para alcalde. Algunas malas lenguas hablan de que ese “favorcito” fue bien reconocido.

Para que la periodista de marras duerma tranquila, le expreso que el Consejo de Estado, Sala de Consulta y Servicio Civil, con radicación 1344 y ponencia de Flavio Rodríguez Arce, manifiesta en el numeral 4° lo siguiente: “los beneficiarios de pensiones públicas pueden celebrar contratos de prestación de servicios con recursos provenientes del Tesoro Público”. (Ver página Web del Consejo de Estado). Ojalá y en el futuro esa publicación mamagallista, se ocupara menos de la vida ajena y mirara introspectivamente cómo vacunarse del veneno ponzoñoso que corroe su cuerpo, para salvar a éste, y además para vivir sicológicamente en paz.

Febrero 19 de 2.008.

CARLOS ALBERTO FRANCO
Arquitecto, cédula de ciudadanía 17062794 de Bogotá
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