Bastante cierto es, que en Latinoamérica nuestros gobernantes se han concentrado históricamente, en mantener al pueblo en medio de poca educación y cultura. De ahí que, los espacios de la política siempre terminan manejados por castas de familias y por personas que logran penetrar esas familias, lo que les permite crear nuevos anillos de poder.
Finlandia dedica grandes cantidades de su presupuesto a invertir en educación, la primera ministra finlandesa, afirma que un pueblo educado y culto, no será engañado por ningún politiquero, ya que el ciudadano sabe interpretar el discurso de un candidato.
Las siguientes son las palabras del presidente de Costa Rica, doctor Oscar Arias, en la pasada reunión o cumbre de las Américas, celebrada en Trinidad:
Nota del blogero.
"Cada vez que los caribeños y latinoamericanos se reúnen con el presidente de Estados Unidos, es para pedirles cosas o reclamarles cosas... para culpar a Estados Unidos de nuestros males pasados, presentes y futuros... y no creo que eso sea justo.
No podemos olvidar que América Latina tuvo universidades antes que Estados Unidos. No podemos olvidar que hasta 1750 todos los americanos eran pobres.
Cuando aparece la Revolución Industrial en Inglaterra, otros países se montan en ese vagón: Alemania, Francia, Estados Unidos, Canadá, Australia, Nueva Zelanda… pero la Revolución Industrial pasó por América Latina como un cometa, y no nos dimos cuenta... ciertamente perdimos la oportunidad.
Hace 50 años, México era más rico que Portugal. En 1950, Brasil tenía un ingreso per cápita más elevado que Corea del Sur. Hace 60 años, Honduras tenía más riqueza per cápita que Singapur, y hoy Singapur –en cuestión de 35 años– es un país con $40.000 de ingreso anual por habitante. Bueno, algo hicimos mal los latinoamericanos.
No puedo enumerar todas las cosas que hemos hecho mal. Para comenzar, tenemos una escolaridad de 7 años. Esa es la escolaridad promedio de América Latina y no es el caso de la mayoría de los países asiáticos. Ciertamente no es el caso de países como Estados Unidos y Canadá, con la mejor educación del mundo, similar a la de los europeos. De cada 10 estudiantes que ingresan a la secundaria en América Latina, en algunos países solo uno termina esa secundaria. Hay países que tienen una mortalidad infantil de 50 niños por cada mil, cuando el promedio en los países asiáticos avanzados, es de 8.
Nosotros tenemos países donde la carga tributaria es del 12% del producto interno bruto, y no es responsabilidad de nadie, excepto la nuestra, que no le cobremos dinero a la gente más rica. Nadie tiene la culpa de eso, excepto nosotros mismos.
En 1950, cada ciudadano norteamericano era cuatro veces más rico que un ciudadano latinoamericano. Hoy en día, un ciudadano norteamericano es 10 a 20 veces más rico que un latinoamericano. Eso no es culpa de Estados Unidos, es culpa nuestra.
Un hecho que para mí es grotesco, y que lo único que demuestra es que el sistema de valores del siglo XX, y que estamos poniendo en práctica también en el siglo XXI... es un sistema de valores equivocado.
No puede ser que el mundo rico dedique 100.000 millones de dólares para aliviar la pobreza del 80% de la población del mundo –en un planeta que tiene 2.500 millones de seres humanos con un ingreso de $2 por día. Y no puede ser que América Latina gaste $50.000 millones en armas y soldados. Yo pregunto: ¿quién es nuestro enemigo? El enemigo nuestro, presidente Correa, de esa desigualdad que usted apunta, es la falta de educación; el analfabetismo; el que no gastamos en la salud de nuestro pueblo; que no creamos la infraestructura necesaria, los caminos, las carreteras, los puertos, los aeropuertos; que no estamos dedicando los recursos necesarios para detener la degradación del medio ambiente; es la desigualdad que tenemos, que realmente avergüenza; es producto, entre muchas cosas, de que no estamos educando a nuestros hijos.
Uno va a una universidad latinoamericana y todavía parece que estamos en los sesenta, setenta u ochenta. Parece que se nos olvidó que en 1989 pasó algo muy importante al caer el Muro de Berlín, y que el mundo cambió. Tenemos que aceptar que este es un mundo distinto. Todos los académicos, toda la gente de pensamiento, economistas, historiadores, coinciden en que el siglo XXI es el siglo de los asiáticos, no de los latinoamericanos. Mientras nosotros seguimos discutiendo sobre ideologías, seguimos discutiendo sobre los “ismos”... capitalismo, socialismo, comunismo, liberalismo, neoliberalismo..., los asiáticos encontraron un “ismo” muy realista... 'Pragmatismo'
Cuando Deng Xiaoping visitó Singapur y Corea del Sur, después de haberse dado cuenta de que sus propios vecinos se estaban enriqueciendo de una manera acelerada, regresó a Pekín y dijo a los viejos camaradas maoístas que lo habían acompañado en la Larga Marcha: “La verdad, camaradas, es que mí no me importa si el gato es blanco o negro, lo único que me interesa es que cace ratones”...
Y si hubiera estado vivo Mao, se hubiera muerto de nuevo cuando dijo.. “La verdad es que enriquecerse es glorioso”
Y mientras los chinos hacen esto, crecen en un 11%, 12% y 13%, y han sacado a 300 millones de habitantes de la pobreza, nosotros seguimos discutiendo sobre ideologías que tuvimos que haber enterrado hace mucho tiempo atrás.
Esto lo logró Deng Xioping cuando tenía 74 años, y viendo alrededor, queridos Presidentes, no veo a nadie que esté cerca de los 74 años. Por eso solo les pido que no esperemos a cumplirlos para hacer los cambios que tenemos que hacer.
Muchas gracias".
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