EL ALCALDE NO SE CAERÀ
Por: Jorge Londoño Ariza - Vìa Internet
En la más escabrosa oposición que hicimos contra el alcalde de Palmira José Antonio Calle, desde el programa de radio a la una de la tarde, me opuse a la propuesta de revocatoria de su mandato, porque era un desgaste innecesario para la comunidad, la política y el gobierno. ¡Déjenlo que él se cae solo! – susurré para mis adentros y efectivamente así sucedió.
Y me opuse porque la revocatoria de los alcaldes está hecha para que no se cumpla y tiene demasiadas arandelas que impiden que eso suceda. Además sería demasiado dañino que en Colombia se pudieran tumbar alcaldes todos los días. Si bien es cierto la política en Colombia es demasiado corrupta, una mayoría de las bases electoreras también lo son. Si existieran razones honestas para tumbar un alcalde vaya y venga, pero siempre habrá intereses políticos de por medio, que en muchos casos son pocos honrados y al final la comunidad termina siendo tonta útil de su propia ignorancia en estos temas, porque no los estudia.
Difícilmente se pueden sortear las oquedades que tiene la ley de revocatoria en favor del alcalde Raúl Arboleda Márquez: Recursos jurídicos, ejercicio del poder con el que uno no cuenta cuando está en la oposición, falta de espacio en el calendario electoral, estrategias penales de los abogados de la defensa y las dificultades propias de la ley; y en el hipotético caso de llegarse al día de elección de revocatoria, los costos son tan elevados como sospechosos. Creo más en las estrategias políticas para pelear el poder, que en los argumentos de revocatoria, acudiendo a las emociones que produce el ejercicio de la oposición y los mecanismos de participación ciudadana. Pero el alcalde de Palmira por las firmas no se caerá: Son 672 mesas en todo el territorio de Palmira, en donde los molestos con el alcalde tendrían que depositar en 8 horas (480 minutos) la media bobadita de 56.332 votos, lo que indica que estos mismos ciudadanos inconformes (porque los amigos del gobierno no saldrán a votar) tendrían que poner 117 votos por urna en las 8 horas; es decir, 15 votos por hora; y uno cada 4 minutos promedio sin ir a fallar, lo que resulta matemáticamente imposible desde la movilización de parque automotor, presupuesto de líderes, refrigerios, montaje de publicidad y reuniones políticas de campaña para explicarle a la gente cómo se logra, en un tiempo en donde no queda espacio, porque es más importante hacer campaña para Cámara y Senado que jugar a la ruleta, teniendo en cuenta, que ninguno votará a favor del alcalde porque el esfuerzo será sólo de la oposición. ¡Imposible entonces!. Porque los políticos no iban a ser tan tontos de auto-incriminarse con una ley contra sus propios intereses. Y participarían de esta jornada sólo los que votarían en contra, porque los que no salen a votar para favorecer al alcalde son: Un fragmento de Cambio Radical, la U, Convergencia Ciudadana, el Partido Liberal, un fragmento del Polo y las negritudes, porque no les interesa ni le van a meter plata al asunto. Los que votarían en contra serían: el otro fragmento de Cambio Radical, los jubilados y los despedidos que tiene todo su derecho a reclamar lo que consideran un atropello. El alcalde tiene a favor las obras, el pasado de los que gobernaron mal y el ejercicio de poder, al que tanto le temen los que ejercieron el poder.
Porque en el absurdo caso que haya revocatoria, porque en política no se ha dicho la última palabra y entre los operadores de justicia tampoco, sería lamentable tener que aceptar que el diablo venga y reparta, entre dos dinosaurios de esta política parroquial: Miguel Motoa – Luís Eduardo Mendoza, enfrentados otra vez por la alcaldía, como si no hubiera más, o como si a esta aldea le hubiera le hubiera caído encima la desgracia…
Palmira, septiembre 07 de 2009 jlk437@gmail.com
2009-09-08
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