LOS ZÁNGANOS: LA NUEVA FUERZA AÉREA DE LOS ESTADOS UNIDOS “60 Minutos”
(Programa de televisión de la CBS en Estados Unidos), agosto 16 de 2009
Cada vez más el ejército de Estados Unidos está dependiendo de un avión no
tripulado, casi siempre armado para seguir y destruir al enemigo—algunas
veces controlado desde bases miles de millas lejos del campo de batalla.
De vez en cuando en la historia de la guerra, aparece un arma nueva que
reescribe fundamentalmente las reglas del combate. Esta es la historia de
una revolución en la aviación no tripulada que ya está aquí.
La mayoría de la gente los conoce como zánganos; la Fuerza Aérea los llama
“vehículos aéreos sin tripulación”. Y en este momento vuelan docenas de
ellos cada minuto, todos los días, sobre Iraq y Afganistán, en la
persecución de insurgentes.
Se han convertido en unos de los más importantes aviones de la Fuerza Aérea
de los Estados Unidos—pero con un piloto que se mantiene lejos del avión o
del campo de batalla. Están regulados por control remoto a una distancia de
miles de millas.
Como lo informamos en mayo [se refiere a la CBS de televisión], muchos de
los detalles del programa de estas armas están clasificados, pero al equipo
de “60 Minutos” [es el programa de la CBS] se le permitió la entrada y un
acceso sin precedentes para presentarles este informe.
A cuarenta y cinco millas al norte de Las Vegas, al borde del desierto de
Mojave, se encuentra la base Creech de la Fuerza Aérea. Es la base del único
sector de la Fuerza Aérea en donde ningún piloto ha dejado tierra.
El coronel Chris Chambliss fue uno de los más destacados pilotos del F-16 en
la Fuerza Aérea, un miembro del legendario equipo de acrobacia aérea de los
Estados Unidos
Creech es “la primera base” en la historia de la Fuerza Aérea en volar
exclusivamente aviones no tripulados.
En este momento, sentados aquí en Creech, nos encontramos a 7.500 millas del
campo de batalla en Iraq o Afganistán. ¿Qué tan cerca se encuentra esta base
del campo de batalla allá? Le preguntó la corresponsal Lara Logan al Coronel
Chambliss.
“No creo que estemos a 7.500 millas de distancia,” le contestó. “Creo que si
sales fuera del hangar y entras en una de las estaciones de control de
tierra, te vas a encontrar en medio de la contienda.”
Para los pilotos la “contienda” es una pantalla de video. En una misión, un
camión lleno de insurgentes en Afganistán estaba siendo seguido desde aquí
por el piloto. Cuando el comandante de tierra dio la orden, fue disparado un
misil que dio en el blanco.
El disparador es activado en Nevada, con campo restringido, un remolque
sencillo y oficinas pequeñas. Doscientos cincuenta pilotos trabajan en
horarios por turnos. Al lado de cada uno de ellos está un miembro de la
tripulación que opera la cámara colocada en el avión, y detrás de bambalinas
un equipo de analistas de inteligencia.
Los aviones no son lanzados en la Base de la Fuerza Área de Creech. Despegan
de sitios en Iraq y Afganistán, y las tripulaciones en Nevada llevan el
control por satélite cuando el avión se encuentre a varios miles de pies en
el aire.
Lo que los pilotos ven es una imagen en tiempo real del campo de batalla,
desde miles de pies en el aire, avistados en vivo por cámaras instaladas
sobre los aviones no tripulados.
“Estoy viviendo la misma batalla que esos tipos. O, por lo menos, lo que
estoy viendo es la misma batalla,” explicó el teniente general Chris Gough,
que voló un F-16 en misiones de combate en Kosovo.
Ahora lo que está haciendo es volando misiones de combate en Afganistán por
control remoto.
“Se ha argumentado que no estamos metidos en la guerra. He escuchado esos
argumentos. Pero lo que le digo—y me alegra decírselo—es que nunca he estado
tan comprometido en un conflicto en toda mi vida,” le dijo a Logan.
Y nunca ha estado tan a salvo. El teniente coronel Gough está sentado a
medio mundo de distancia de la zona de guerra.
“Psicológicamente el estímulo y la respuesta son exactamente lo mismo. No
voy a 400 millas por hora, lo que significa que cuando activo el botón no
recibo 5 gigas en mi cuerpo. Cuento con más habilidad para seguir el proceso
y comprender lo que está sucediendo en el campo de batalla y la información
simplemente me vuelve y puedo trasmitirla mejor a quien la necesite,”
explicó Gough.
Preguntado si era estresante, le respondió a Logan, “terriblemente”.
Y terriblemente exigente—los soldados en el campo de batalla vienen a
depender de esto.
“He escuchado a algunos decir, ud. sabe, que ellos no quieren dar un paso
afuera de la puerta sin tener los ojos en el firmamento,” anotó Logan.
“Claro, tengo un hermano que está en las Fuerzas Especiales del Ejército. Y
honestamente no quisiera que traspasara la puerta sin que estuviera ese
aparato encima de él,” contestó Gough.
La Fuerza Aérea cuenta ahora con 28 “Reapers” (Segadoras). Cada una cuesta
11 millones de dólares. Puede volar a 50.000 pies de altura, estacionarse
sobre un blanco por 15 horas, y es tan peligrosa como un jet de combate.
La Reaper es el avión más nuevo y más letal de la Fuerza Aérea, capaz de
cargar bombas de 500 libras y misiles Hellfire.
CBS: Pero el arma más importante es la cámara del avión de un millón de
dólares. “No quiero que sepan que estoy viendo cada movimiento de ellos. Ese
ojo invisible y sin pestañas es el efecto que quiero producirle al
comandante de tierra. El hecho de que ellos no sepan que los estoy
observando es realmente el efecto mágico,” dijo Gough.
La Fuerza Área también tiene 116 “Predators” (Depredadores). El Predator es
más pequeño que la Reaper, pero puede sostenerse en el aire más tiempo, 24
horas cada vez. Puede estar a millas lejos de su objetivo, volando a través
de las nubes sin ser detectado, mientras filma un enemigo sin ser visto.
Nosotros mismos lo vimos cuando la Fuerza Área hizo volar el Predator sobre
nuestras cabezas, a una dos millas arriba sobre el espacio.
El Predator fue capaz de filmar desde 10.000 pies de altura y enviar una
imagen muy precisa de Logan mientras este programa de televisión “60
Minutos” seguía en tierra en la Base de la Fuerza Área en Creech. El
Predator no pudo ser visto ni oído por el equipo del programa, a pesar de
que conocían el punto exacto en que estaba el aparato.
La cámara del Predator hasta siguió el equipo de “60 Minutos” cuando dejaba
la línea de vuelo de la base. Esta es la capacidad que hace difícil que
puedan escapar los combatientes enemigos.
El Coronel Chambliss nos mostró cómo pueden hacerlo estos aparatos.
En un video desclasificado para “60 Minutos” un grupo de insurgentes en Iraq
acababa de emboscar un convoy de EE.UU. Trataban de escapar, pero el
Predator estaba observando.
“Esta es un arma caliente,” dijo mientras señalaba en la pantalla una figura
humana que se movía sobre el terreno cargando un objeto como una pistola que
parecía blanca en la pantalla.
Cuando se le preguntó que quería decir con “arma caliente”, Chambliss
explicó: “Bien, es como suena, en esta escena, blanco es caliente—y esa
mancha blanca que lleva este tipo es una arma caliente. Acaba de ser
disparada—y ya sabemos que acaba de ser usada. Podemos encontrar criterios
positivos de identificación de que son tipos indeseables, y así podemos
seguir y asestar en estos blancos.
“¿Ud. cree que los “Predators” y las “Reapers” pueden cambiar la cara de la
guerra,” preguntó Logan.
“Cuando podemos tener 34 aeronaves y las podemos tener en el aire todo el
tiempo, y ellas pueden explorar donde nosotros queremos que lo hagan, esa es
una enorme capacidad y por eso mismo, el enemigo tiene que actuar de manera
diferente. Tiene que esconderse más. No sabe cuándo los están observando. No
saben dónde estamos,” añadió Chambliss.
La visión de los pilotos aéreos sobre el campo de batalla les permite con
frecuencia descubrir el enemigo antes que los soldados de tierra. Gough le
puso a “60 Minutos” un ejemplo de cómo utilizó una vez esta ventaja para
dejar al descubierto un francotirador.
“Recriminamos severamente el convoy y dijimos: “Oigan, qué tal si encienden
sus máquinas y las mueven diez metros hacia mí,” recordó. “Y tan pronto como
lo hicieron este individuo nos alcanzó y disparó.”
“Enseguida pudimos con éxito encañonar al tipo.
El objetivo fue alcanzado con un mísil Hellfire.
“¿Pero qué tal si se equivoca?”, pregunto Logan.
“No nos equivocamos,” replica Gough.
“¿Nunca?” preguntó Logan.
“Es una pregunta difícil,” dijo Gough después de una pausa. “Sí. Disponemos
de los recursos para asegurarnos de que acertamos. En batalla, en combate,
en la oscuridad y la fricción de la guerra, siempre hay momentos en que tu
juicio no tiene retrospectiva alguna, tu puedes ver las cosas con más
claridad.”
“Pero tú no estás allí en medio de la refriega de la guerra. Estás sentado
aquí en tu cabina en Nevada,” observó Logan.
“Y eso es lo que nos hace más potentes y tener esa claridad, porque puede
distanciarme de la batalla y utilizar recursos que de otra manera serían
inalcanzables para los combatientes,” replicó Gough.
CBS: A pesar de tanta claridad, los aviones no tripulados y los jet de la
Fuerza Aérea han estado bajo crítica por haber matado civiles inocentes.
A lo largo de la frontera con Pakistán, en donde opera la CIA, han sido
acusados de más muertes. La CIA no hablaría con “60 Minutos” sobre sus
operaciones. Pero la Fuerza Aérea argumenta que la habilidad de estos
aviones para situarse sobre los objetivos por largos períodos de tiempo los
hace más precisos que los aviones pilotados.
Esto lo comprendimos cuando la Fuerza Aérea nos permitió sentarnos con
pilotos del Predator en Nevada mientras observaban de cerca a soldados de
Estados Unidos a lo largo de la frontera entre Pakistán y Afganistán. Lo que
se pudo ver por medio de las cámaras infrarrojas del Predator fue un
helicóptero Chinook cuando desembarcaba tropas.
Esto acontecía en el silencio de la noche, mientras en tierra reinaba la
oscuridad. A la tripulación en Nevada se le recomendaba estar observando los
soldados mientras descansaban—acababan de terminar la guardia lejos de medio
mundo.
Grandes manchas blancas en la pantalla de Nevada eran las bolsas de dormir
de los soldados, a una distancia de miles de millas. La imagen infrarroja es
tan sensible que una vez que los soldados se meten en las bolsas, la imagen
puede distinguir entre el frío de la bolsa de dormir y la cabeza tibia del
soldado y muestra como círculos negros los botones de las bolsas de dormir.
Las tripulaciones gastaron horas estudiando rebeldes sospechosos. Acababan
de detectar un grupo de hombres que emboscaban las tropas de Estados Unidos.
El piloto puede detectarlos y todavía llegar a casa a tiempo para comer.
Logan se encontró con el Teniente Coronel Gough un día por la mañana cuando
iba para el trabajo y le preguntó cómo era el asunto.
“Es ir y trabajar y hacer cosas malas a gente mala, y cuando voy a casa y
voy a la iglesia y trato de ser un miembro productivo de la sociedad, estas
cosas no necesariamente cuadran bien,” le dijo Gough a Logan.
“¿Se siente uno raro comparado con estar en el frente?” le preguntó Logan.
“Claro, cuando manejas para Las Vegas y volteas para Strip, y cruzas la
esquina y te diriges al norte de la base, estás abandonando un mundo y
entrando en otro. Sabes que salimos de ser padres y esposos para ser
guerreros,” contestó.
Chambliss y su esposa, Linda, han venido haciendo malabares con este estilo
de vida por dos años.
Es un tipo de vida como estar en una película en que ud. al mismo tiempo se
despierta en la casa, desayuna con su esposa y sale para la guerra,” anotó
Logan.
Y Linda Chambliss estuvo de acuerdo y su esposo dijo: “Eso no es sino una
partecita. Apenas ud. opera la cabina del avión, esté a 50 millas del avión
o a 5.000, eso ya no importa.”
“¿Cree que la distancia tiene ese efecto—es como un juego de video y no como
la vida real? le preguntó Logan.
“No, no, de ninguna manera” le respondió Chambliss. “Porque ud. sabe que no
hay un botón de interrupción. Cuando le das la orden a un misil de salir y
está ya volando sobre la cabeza de fuerzas amigas y va hacia el enemigo para
matar a alguien o reventar algo, sabes que eso es real—y no puedes
retroceder.”
CBS: “Esto es clave para la forma en que operamos,” le dijo el General
Norton Schwartz, Jefe de Estado Mayor de la Fuerza Aérea y su comandante
militar, a Logan.
“Como sistema, ¿sabes de algo distinto que le haya causado más daño a Al
Qaeda?”, le preguntó Logan.
“Este está probablemente a la cabeza,” contestó.
En el año 2006 Predator jugó un papel crucial en la persecución y
localización del más buscado de los líderes de Al Qaeda en Iraq, Abu Musab
al-Zarqawi.
“Y sucedió de esta manera: Llevaba 600 horas Predator siguiendo a Zarqawi. Y
tenías más o menos seis minutos el F-16 para culminar la tarea. Esto refleja
una vez más el poder de los sistemas no tripulados para producir el tipo de
inteligencia que lleva a encontrar un tipo como Zarqawi, muy hábil en
mantener su anonimato,” explicó el general Schwartz.
Chambliss le dijo a Logan que él piensa que el poder de estos aviones no
tripulados apenas se está empezando a manejar. “El próximo año va a trazar
una línea divisoria. De hecho estaremos comprando más aviones no tripulados
por primera vez en la historia de la Fuerza Aérea,” explicó.
La Fuerza Aérea ha tenido que acudir a la Guardia Nacional y a las
tripulaciones de reserva para cubrir la demanda creciente de estos aviones.
Estamos mirando la necesidad de formar una nueva generación de pilotos que
estén dispuestos a renunciar a los vuelos de la velocidad del sonido.
“Apenas superes el hecho de que no estás subiendo la escalera y entrando a
una cabina, será mucho más satisfactorio para ti, porque cada vez que
vuelas, cada día, tú tienes un impacto sobre la tierra,” dijo Chambliss.
Cuando se le preguntó si volvería a pilotar los jet de combate, contestó,
“Seré honesto con Ud., no lo haría.”
Traducción de José Fernando Ocampo
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