SUEÑOS, RETOS Y CONQUISTAS
POR: CARLOS ALBERTO FRANCO
Todo nuevo año trae expectativas y terminamos por hacer un balance del periodo que lo antecedió. La crítica ciudadana y la “autocrítica” que todo gobernante responsable debe ejercer, llevan a corregir rumbos equivocados, a reformar estrategias y metas, a rediseñar programas y proyectos, a conseguir una mejor comunicación con la comunidad y en general, a obtener una mayor eficiencia y economía, propósito final de todo buen gerente público. El semanario “Palmira Hoy” (enero 6 de 2007) titula: “EL MUNICIPIO RECLAMA MAS ATENCION” (páginas 7 y 8), y de su lectura concluimos que el balance a favor de la ciudad, ha sido muy pobre.
Por ejemplo, el señor Álvaro Roncancio – líder comunitario que conozco-expresa: “… pese a que Castro González (El Alcalde) se dedicó a hacer concejos comunitarios durante todo el año, en los diferentes sectores de la ciudad estos no sirvieron para nada, pues sólo se dedicó a prometer obras que nunca cumplió”. ¿Qué refleja esta opinión? Simplemente la frustración y el desengaño de quienes no ven progreso y desarrollo, han sido “asaltados” en su buena fe, los han convocado a concertar, han firmado compromisos… y al final, todo no pasó de una entelequia, un propósito ligero, un burdo engaño. Toda democracia se legitima día a día con acciones y menos con palabrería, con hechos y menos con aplazamientos o incumplimientos. Nada frustra más a una comunidad que los vendedores de ilusiones, los mentirosos y los demagogos. ¡Qué diferencia entre la dinámica y realizaciones de un consejo comunitario del presidente Uribe (con ministros empresarios y comunidad a bordo), respecto a lo que sucede en Palmira! Le queda poco tiempo de gobierno a Castro y no aprendió de su mentor, el presidente. Estoy lejos de ofrecer consejo a quién no me lo solicita, pero cómo veedor ciudadano preocupado en el análisis de cifras, estadísticas, revisión de la contratación y planes de mediano y largo plazo, si estoy en disposición de formular propuestas que consulten la realidad de Palmira, un municipio con grandes posibilidades para desarrollarse, pero hoy inmerso en pequeñas medianerías y pleitos, ambiciones desmedidas de dirigentes políticos y carencia de planes y programas innovadores en salud, educación, seguridad, vías, espacio público y cultura ciudadana. ¿Sirve el concejo municipal para direccionar, jalonar e impulsar el desarrollo económico y social del municipio? Muchísimo que si debería servir. Pero estas corporaciones “capturadas” por expertos en cuotas y rebatiñas de la contratación estatal, sucumben en medio de debates inocuos, leguleyadas, y un mar de babas propio de esta patria boba. Mientras haya carencia de concejales profesionales, estudiosos y que tengan ya resuelto su “mínimo vital”, es imposible diseñar y controlar el nuevo municipio, que todos soñamos. En medio de escándalos y quejas ante la procuraduría, el Das y la Contraloría; sanciones ejecutoriadas que implican inhabilidades; familiares de cabildantes en cargos públicos y escándalos por destitución de funcionarios de alto nivel elegidos por los mismos concejales, es inviable qué la democracia local opere, qué el Concejo actúe con autonomía e independencia y no continúe cómo el apéndice o la ubre lechera de tantos intereses privados y en juego. Y cuando un concejal alza su voz de protesta, cuestiona el “amarre” de una iniciativa oficial con contratos en capacitaciones amañadas, es atropellado por las mayorías uribistas. A quién con buen juicio y estudio serio aspira a redireccionar y mejorar una propuesta pública, se le ultraja. En la II parte de esta columna ampliaré en detalle qué logramos y que nos faltó en 2006 y qué perspectivas asoman en el horizonte, para en municipio qué ha perdido buena parte de la fe, pero que no pierde la esperanza en la renovación y el cambio que una nueva dirigencia está en la obligación de proponerle para 2007.
Mi aforista escribió: “No hay mediocridad en no emprender, sino en no lograr”.
francodemalatesta@yahoo.com
Enero 11 de 2007.
Por ejemplo, el señor Álvaro Roncancio – líder comunitario que conozco-expresa: “… pese a que Castro González (El Alcalde) se dedicó a hacer concejos comunitarios durante todo el año, en los diferentes sectores de la ciudad estos no sirvieron para nada, pues sólo se dedicó a prometer obras que nunca cumplió”. ¿Qué refleja esta opinión? Simplemente la frustración y el desengaño de quienes no ven progreso y desarrollo, han sido “asaltados” en su buena fe, los han convocado a concertar, han firmado compromisos… y al final, todo no pasó de una entelequia, un propósito ligero, un burdo engaño. Toda democracia se legitima día a día con acciones y menos con palabrería, con hechos y menos con aplazamientos o incumplimientos. Nada frustra más a una comunidad que los vendedores de ilusiones, los mentirosos y los demagogos. ¡Qué diferencia entre la dinámica y realizaciones de un consejo comunitario del presidente Uribe (con ministros empresarios y comunidad a bordo), respecto a lo que sucede en Palmira! Le queda poco tiempo de gobierno a Castro y no aprendió de su mentor, el presidente. Estoy lejos de ofrecer consejo a quién no me lo solicita, pero cómo veedor ciudadano preocupado en el análisis de cifras, estadísticas, revisión de la contratación y planes de mediano y largo plazo, si estoy en disposición de formular propuestas que consulten la realidad de Palmira, un municipio con grandes posibilidades para desarrollarse, pero hoy inmerso en pequeñas medianerías y pleitos, ambiciones desmedidas de dirigentes políticos y carencia de planes y programas innovadores en salud, educación, seguridad, vías, espacio público y cultura ciudadana. ¿Sirve el concejo municipal para direccionar, jalonar e impulsar el desarrollo económico y social del municipio? Muchísimo que si debería servir. Pero estas corporaciones “capturadas” por expertos en cuotas y rebatiñas de la contratación estatal, sucumben en medio de debates inocuos, leguleyadas, y un mar de babas propio de esta patria boba. Mientras haya carencia de concejales profesionales, estudiosos y que tengan ya resuelto su “mínimo vital”, es imposible diseñar y controlar el nuevo municipio, que todos soñamos. En medio de escándalos y quejas ante la procuraduría, el Das y la Contraloría; sanciones ejecutoriadas que implican inhabilidades; familiares de cabildantes en cargos públicos y escándalos por destitución de funcionarios de alto nivel elegidos por los mismos concejales, es inviable qué la democracia local opere, qué el Concejo actúe con autonomía e independencia y no continúe cómo el apéndice o la ubre lechera de tantos intereses privados y en juego. Y cuando un concejal alza su voz de protesta, cuestiona el “amarre” de una iniciativa oficial con contratos en capacitaciones amañadas, es atropellado por las mayorías uribistas. A quién con buen juicio y estudio serio aspira a redireccionar y mejorar una propuesta pública, se le ultraja. En la II parte de esta columna ampliaré en detalle qué logramos y que nos faltó en 2006 y qué perspectivas asoman en el horizonte, para en municipio qué ha perdido buena parte de la fe, pero que no pierde la esperanza en la renovación y el cambio que una nueva dirigencia está en la obligación de proponerle para 2007.
Mi aforista escribió: “No hay mediocridad en no emprender, sino en no lograr”.
francodemalatesta@yahoo.com
Enero 11 de 2007.
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