2008-08-25

COLOMBIA ¿GOBIERNO DE MAFIAS?

ESTE GOBIERNO COLOMBIANO,
frente al mundo civilizado.

GOTAS DE O2.
Por: MANUEL FERNANDO MUÑOZ B.
manferoz@yahoo.com; www.manferoz.blogspot.com
Agosto 24 2008

Bien interesante ha resultado la “voltereta” de la Fiscalía General de la Nación, respecto a sus decisiones de excarcelar algunos senadores vinculados por la H. Corte Suprema de Justicia en el asunto de la parapolítica. Para cualquier desprevenido ciudadano no es extraño que el primo hermano del presidente de la República, Mario Uribe, haya sido puesto en libertad dizque por falta de pruebas y que el acervo existente no tiene suficiente fuerza probatorio para mantener detenido a este ex senador que intentó escaparse de la justicia hace apenas unos meses, para buscar asilo en otro país. Es apenas lógico que un Fiscal General, llegado a ese cargo por interés del mandatario de los colombianos - fue su ex vice ministro de justicia -, pueda tener toda injerencia en los casos que le permitan colaborar a los amigos del gobierno, influyendo sobre sus subalternos, para que se tomen las decisiones que más convengan en lo personal y familiar; al menos el Fiscal General Mario Iguarán ha salido a desmentir al Ministro Fabio Valencia, quien le llamó vía telefónica para decirle que su hermano Guillermo es inocente. Recordamos también al anterior fiscal, Luís Camilo Osorio, que tiene envuelta su gestión con el manto de dolorosos episodios de favorecimientos a delincuentes de toda pelambre, en especial a los de cuello blanco.

Igual acontece con el escándalo que ha envuelto al Ministro del Interior, Fabio Valencia Cossio, con las relaciones delincuenciales que su hermano, el Jefe Seccional de Fiscalías de Antioquia, Guillermo León Valencia Cossio, mantiene con algunos miembros de las mafias y del paramilitarismo. El ministro es un reconocido barón electoral del departamento de Antioquia y, como tal, estuvo involucrado hace un tiempo en un “roscograma familiar” (que se sigue repitiendo), al colocar a todos sus hermanos en cargos del Estado. Es decir, Fabio Valencia es un experto lobbysta político y como tal, ha logrado que sus hermanos ingresaran a ese inmenso entramado de la burocracia familiar, en que está convertido el Estado. Esto quiere decir que, haciendo trabajo político, con respaldo político y por decisiones políticas con algunos mandatarios cercanos, los hermanos de Fabio Valencia Cossio, han alcanzado los puestos que tienen para dirigir algunas entidades y dependencias del Estado.

La conclusión para cualquier ciudadano es que, si de por medio existe la política para que los Valencia Cossio sean una familia bendecida con los cargos públicos, el hermano Fabio debe renunciar a su cargo de Ministro del Interior y de Justicia, en razón a que no le queda ninguna autoridad moral como tampoco dignidad, para que desde su cartera ministerial, proponga las reformas a la justicia que está planteando, ni para conducir los hilos de la política del país. En este caso su recomendado hermano Guillermo León, se ha prestado para administrar desde la Majestad de la Justicia, rectitud a favor de los delincuentes, quienes son sus amigos y socios.

En algunos países del mundo civilizado de Europa y Norteamérica, nos miran desde hace mucho tiempo con recelo, por ser un país, según ellos, gobernado por mafias y es que tener a un general comandante máximo de la policía, que persigue a las mafias narcotraficantes y su hermano está detenido por el mismo delito en Alemania. Un Ministro del Interior y de Justicia que defiende la institucionalidad del Estado y del gobierno y que es el enlace entre el ejecutivo y la rama judicial, que ayuda a nombrar delincuentes para que administren justicia en nombre del Estado. Un embajador en Italia que, como anterior Ministro del Interior usó su cargo, junto a otros miembros del gabinete presidencial, para comprar el voto de algunos legisladores que permitió la reelección presidencial. Y mejor no seguir relatando otros hechos, ya que en Colombia es casi un delito hablar sobre estos asuntos, sea porque cobran quienes detentan el poder en el gobierno o cobran los mismos colombianos que los alcahuetean. Lo de fondo, lo fundamental es que Colombia pareciera estar gobernada por la delincuencia de cuello blanco. Muchos afirman que si. Muchos creen que no. Algún día la Corte Penal Internacional, quien ya está empezando a mostrar interés en los tantos problemas judiciales que se están presentando en este país, quien seguramente investigará y se pronunciara y sabremos la verdad. Pero será la historia quien juzgará a aquellos servidores públicos que hoy se muestran incapaces de responder por sus ejecutorias, pero que insultan a quienes se atreven a cuestionarlos y denunciarlos, con total arrogancia y, juzgará también a aquellos ciudadanos que se han confabulado con esos dirigentes políticos, alcahueteando y convirtiéndose en cómplices descarados de una seguridad democrática, que es la repotenciación de la inseguridad ciudadana en las urbes pobladas.

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