LA POLICÍA EN PALMIRA.
GOTAS DE O2
POR: MANUEL FERNANDO MUÑOZ B.
manferoz@yahoo.com;www.manferoz.blogspot.com
Agosto, 17 de 2008
Esta es una de esas columnas que no quisiera escribir, puesto que en este momento la sangre hierve mucho y pa´ más piedra, hierve doble y, vaya que si, uno la puede embarrar, pero no vale la pena quedarse callado cuando las injusticias están a la vista de todos y muchísimo menos cuando es la policía quien está de por medio.
La semana pasada escribía que el alcalde de Palmira está exigiendo a las autoridades policiales resultados en la lucha contra el crimen y la delincuencia, que las estadísticas están altas en hurtos, atracos y que suben otra vez en delitos contra la vida. Los palmiranos sufrimos pensando cuándo vamos a ser víctimas de los delincuentes. No es fácil transitar un día cualquiera por los barrios, los cacos están al acecho de sus proveedores de relojes, celulares, libros, dinero, cadena, lo que sea. Y cada que un atraco, un raponazo o un hurto sucede, es difícil que los escuadrones policiales lleguen al sitio de los acontecimientos. Las quejas de los ciudadanos son innumerables frente a la incapacidad de reacción de la policía, reacción que queda en entredicho, cuando de sacar ventaja a su abuso de autoridad es necesario. Además, nunca se ve un policía por los barrios de la ciudad. Es la ventaja que los raponeros tienen frente a la ineficiencia policial.
Me explico. El pasado domingo 17, a las 4 y 30 de la tarde vi cuando 3 policías perseguían por la calle 31 con carrera 28, centro de Palmira, a una persona. Yo estaba parado frente a la puerta del edificio donde vivo, charlando con un amigo. Obvio, mi reacción y la del amigo, fue entrarnos al corredor de acceso y esas personas continuaron su carrera hacia el parque Bolívar. Lo primero que pensé era que había sucedido un atraco y que por eso las autoridades de policía lo estaban capturando. La curiosidad es el deseo de saber o averiguar lo que no le concierne a nadie. Puede ser, pero es que muchas situaciones que se averiguan y saben, nos conciernen y pueden llevar a encontrar soluciones e incluso a tomar decisiones para corregir los errores que puedan resultar de esas realidades que evidenciamos.
Al señor que corretearon y capturaron los efectivos policiales lo llevaron detenido al CAI inmediato. Más dicha persona no era ni es ningún ladrón, ni caco, ni nada por el estilo. El ciudadano es un vendedor ambulante de CD´s que, según sus compañeros de negocio, se acercó a la patrulla policial que se estacionó frente al sitio donde los comerciantes informales se rebuscan el sustento de sus familias, para reclamarle al comandante de dicha patrulla, porque éste policía le había estrujado a su hija de 12 años de edad, aproximadamente, la pasada semana. Claro, a la persona que porta un uniforme que le da una autoridad para ejercer mando y de hecho o de derecho potestad y facultad para defender la legitimidad, no le gustó que un ciudadano cualquiera le reclamara por su abuso de autoridad, en contra de una pequeña niña, menor de edad. Su respuesta fue capturarlo y buscar judicializarlo, ya que como para todos es sabido, la venta de CD´s es ilegal, pero este es otro tema que involucra aspectos tan profundos de inseguridad social que muchos colombianos viven. Ante esta situación, aparecieron alrededor de 50 policías en el sitio de los hechos, y todos detrás del vendedor de música, cuando los ladrones se están comiendo tranquilamente el queso que los palmiranos protegemos con celo. Ahí si hubo respuesta inmediata. No pasaron 3 minutos para llenarse la cuadra de policía y pudieron estarse en ese sitio todo el tiempo parqueados “mamándole gallo” a sus funciones. 50 Policías serían los protectores de más de 250 manzanas, como mínimo, si salen en patrullas de dos en dos y a cada grupo le asignaran 10 de ellas. Los policías son grandes compradores de CD´s y de minutos en las calles de cualquier ciudad de Colombia, es más, muchos de ellos llaman y reciben discos gratuitamente. ¿Cuántos minuteros no venden de teléfonos con sim card piratas? Y nunca las autoridades han vuelto a revisar este tema.
Seguramente el policía no sea padre de familia, sin ningún recato dejó tirados sobre el pavimento a dos niñas hijas del señor que capturó, pues viven en la zona rural. Vaya triunfo de este agente policial, se merece una medalla de los congresistas de la República por su valor y arrojo en defensa de su ego y autoritarismo. La Inspección General de la Policía y la Procuraduría General de la Nación deben iniciarle a este policía investigación, severa como tiene que ser, por violar los derechos de los niños y por su abuso de autoridad. Esta denuncia la tiene que entablar el mismo vendedor de CD´s, que es quien ha sido ofendido.
Los palmiranos necesitamos agentes policiales comprometidos, arrojados y decididos a actuar contra los criminales. He aquí uno de los tantos aspectos por los cuales la sociedad, en ciertos momentos, siente animadversión por algunos policías inescrupulosos que abundan en esa honrosa institución. Y, he aquí Señor Alcalde, una razón más para exigirle a la policía en Palmira, para que sea efectiva y cumplida en sus funciones en contra del crimen y la violencia, tienen cómo y con qué reaccionar frente a cualquier hecho, para eso se les están entregando importantes recursos que todos los palmiranos aportamos y los queremos ver actuando y no paseando en los vehículos policiales. A ver cómo responde el comandante de la Estación Palmira y del Distrito de Policía ante esta situación.
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