EL SEMBRADOR: ¡SALVESE QUIÉN PUEDA!

Por: Carlos Alberto franco y
Manuel Fernando Muñoz.
VEEDURIA CIUDADANA.

El plan de vivienda El Sembrador sigue con problemas: terminada la 2ª. Etapa, (administración Castro González), este hereda los entuertos que Motoa Kury no fue capaz de resolver. Se trata, nada más y nada menos, de la construcción en 3 etapas de los canales de aguas lluvias de la zona sur oriental de Palmira – incluido El Sembrador –, de acuerdo con licencia ambiental expedida por la CVC y diseños y especificaciones de obras del municipio y ACUAVIVA, etapas sin las cuales “El Sembrador” está en grave riesgo de inundaciones. Vamos al grano. En comunicación de diciembre 26 pasado, la CVC deja constancia expresa al Alcalde, que las obras de la primera etapa de evacuación de aguas lluvias, rectificaciones, adecuaciones hidráulicas de canales, etc., que van paralelos a la carrera 24, desde la calle 6ª hasta el zanjón Zumbáculo, debían terminarse el día 28 de enero de 2007 y… ¡aún no se han iniciado! Según La Resolución 087 de abril 6/2006, contenida en 13 folios y 10 artículos, la CVC expresa con claridad, que la 1ª, etapa tiene un plazo de 71 días calendario para ser construidas, plazo que ya se venció. ¿Qué tiempo debió invertir el municipio en la construcción del canal Azcárate, para dar inicio a la solución de los problemas de drenajes del plan habitacional El Sembrador y la prolongación hasta el zanjón Zumbáculo? Un total de 220 días, que debieron iniciarse el 28 de febrero de 2006. La 2ª. etapa se iniciaría en enero de 2007 y terminaría en junio de 2008 – 115 días -, comprendiendo obras en el zanjón La María y canal Sesquicentenario hasta la vía a Candelaria. Y la 3ª. etapa o final del proyecto, que comprende desde junio de 2008 hasta diciembre de 2009, para un total de 388 días.

Al alcalde Castro lo cogió el día, pues la CVC tiene lista la Resolución en la cual multa al Municipio por incumplir los plazos que la CVC le fijó al proyecto y, adicionalmente, tendrá que responderle a la Contraloría Municipal, LA ACCIÓN DE PREVENCIÓN que la contralora Mera Cobo le formulara el pasado 4 de noviembre, en la cual expresa grandes “preocupaciones por la ineficiente interventoría del Municipio, el presunto detrimento fiscal generado por la dilación en el tiempo para la ejecución de las obras y las sanciones a las que se podría ver avocado el Municipio por incumplimiento, que le imponga la CVC“. Con base en presupuestos resumidos a los cuales tuvimos acceso en documentación cruzada entre CVC y Municipio, llegamos a la conclusión de que el total a ser invertido en todas las obras de infraestructura, asciende a $2.350 millones de pesos. Si aún ni siquiera el Municipio ha dado inicio a los $568 millones que cuesta la 1ª. fase ¿Qué tiempo demorará colocando en peligro el sector habitado y las zonas de influencia aledañas a los zanjones y canales de las áreas a desarrollar?

Ya conocemos los palmiranos que en el Municipio cualquier cosa puede pasar: habrá en trámite de por lo menos 700 reclamaciones (acciones de tutela), para que la alcaldía ajuste al mayor valor, subsidios de vivienda que otorgó por $1 millón de pesos/beneficiario, cuando debió otorgarles $4 millones de pesos/beneficiario. ¿Cuánto podrán costar esas demandas? Por lo menos $2.000 millones de pesos. Adicionalmente, muchos beneficiarios de la 2ª. etapa de El Sembrador, han reclamado a los constructores del plan el cambio total de las instalaciones de aguas residuales de sus viviendas, pues se inundan regularmente con cualquier lluvia intensa, ya que los diámetros de las mismas son insuficientes. Y tras de gordo hinchado. Los acabados arquitectónicos de buena parte de las diferentes etapas, con excepciones, son de mucha pobreza y calidad inferior. ¡Qué diferencia entre la calidad de las viviendas ejecutadas por la Fundación Santa Ana (Diócesis de Palmira), hace 20 años o los planes recientes de COMFAUNION, respecto a buena parte de las construidas por el Municipio de Palmira!

Del afán no queda más que el cansancio. El afán politiquero de la gestión Motoa Kuri para entregar un plan habitacional, sin cumplir claros protocolos y exigencias constructivas, sumado a los altísimos costos que representa la infraestructura del alcantarillado pluvial, nos lleva a una conclusión: pagaron los platos rotos - más que el alcalde Castro y su gestión -, los beneficiarios del proyecto. Y la gente ingenua sigue creyendo que Motoa les dio su casita regalada, dizque porque es un político de corazón grande. ¡Mamola! El problema no terminará tan fácil como la gente deduce y, por el contrario, habrá mucha tela de dónde cortar. Esperemos la investigación que la Contraloría General de la República le viene haciendo al proyecto El Sembrador, pues existe un comercio paralelo de compra-venta de viviendas, donde salen unos y entran otros, con base en “negociaciones privadas” soportadas en una escritura original, con un riesgo inminente para el nuevo poseedor. Casitas para unos, que terminan en manos de otros, generalmente de Cali, Jamundí y otros municipios vecinos. Ahí no vale que sean uribistas los beneficiarios: si hay “billete” de por medio, hay negocio sin ir a la notaría. Y para terminar, ni hablar de las construcciones en 3 y 4 pisos que se hicieron, sin contar con los debidos permisos de Planeación y licencias de la curaduría urbana. Con un terremoto de 6 grados en la escala de Richter, Dios tenga de su mano a los habitantes de esas viviendas. Las casas en el aire del vallenato Escalona, pueden competir con éxito con las de Palmira.

Algunos despistados y necesitados vienen recibiendo formularios para adjudicación de vivienda de interés social, provenientes del motoísmo. Ojala no incurran en la estupidez de volver a caer en una trampa, que resulta bien costosa, pues además de entregarles su voto para las elecciones de octubre próximo, terminaran “conejeados” con subsidios que no aparecen o pagando las obras inconclusas de El Sembrador 1ª. y 2ª. etapas. A pagar lo que no se comieron.

Espere el próximo capitulo: “DESTECHADOS Y COMPRAVENTA DE VOTOS”.



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Palmira, febrero 12 de 2007.